La piel de las manos ¿Qué tan sensible es?

La estructura de la piel y el modo en que se comporta difiere ligeramente según su localización en el cuerpo. Por lo tanto, no toda las zonas de la piel debe recibir el mismo tratamiento. Algunas zonas corporales, por ejemplo, las manos y la cara, están más expuestas que otras a fuerzas externas, como el sol, los productos de limpieza, entre otros... Por lo que es necesario un cuidado preventivo con la intención de evitar un envejecimiento prematuro.
 

En el caso de aplicar en las manos un tratamiento estético como el microneedling con dermopen, se realizaría solo en el área del dorso, ya que la palma es una piel mucho más resistente, la cual además no es tan expuesta ante los rayos UV. En cambio el dorso de la mano además de ser expuesta constantemente, presenta una epidermis más fina y frágil con pocas glándulas sebáceas, de hecho esta zona es tan delicada como la piel de la zona palpebral o el cuello.

 

La piel de las palmas y las yemas de los dedos y pulgares poseen las siguientes características:
 

Una capa córnea gruesa y robusta.
 

Es rica en tejido adiposo y tejido conectivo.
 

Está bien almohadillada con tejido insensible a la presión.
 

No tiene pelo y carece de glándulas sebáceas.   
 

Posee una gran densidad de glándulas sudoríparas.
 

Tiene escasez de factores hidratantes naturales (FHN).

 

La piel del dorso de las manos posee las siguientes características:
 

Apenas posee tejido adiposo.
 

Es especialmente delgada.
 

Sólo tiene unos pocos pelos finos.
 

La presencia de pocos pelos o su ausencia indica que el número de glándulas sebáceas es muy inferior al de otras partes del cuerpo. El vello crece en los folículos pilosos, los cuales están acompañados de glándulas sebáceas y a su vez, son responsables de la producción de sebo. Encargándose de proveer a la piel de lípidos y algunos componentes fijadores de humedad. Siendo así la mano la zona del cuerpo con menor capacidad de fijar la humedad.
 

El hecho de que la piel de la palma de las manos sea diferente a la de su dorso significa también que la formación global de la película hidrolipídica (la emulsión de grasa y agua que cubre la parte externa de la piel) está debilitada. En consecuencia, las manos son más vulnerables a la deshidratación y se resecarán rápidamente en casos de actividad excesiva.
 

Por otra parte las manos constantemente están expuestas a muchos factores que pueden llegar a deteriorarla de manera acelerada, como por ejemplo la constante exposición solar sin protección, el uso de productos de limpieza, el constante contacto con el agua, entre otros... Los sistemas de protección y reparación naturales de la piel reciben exigencias excesivas, cuyo resultado puede ser el daño de la función barrera cutánea.
 

Además, con la edad se pierde elasticidad, se relajan los tejidos, disminuye la grasa hipodérmica y aparecen manchas oscuras. Por lo tanto, si las manos no reciben los cuidados necesarios pueden llegar a sufrir una deshidratación, adoptando una apariencia áspera y rugosa, acelerando así el proceso de envejecimiento. Lo cual bien puede evitarse al conservar ciertas precauciones como por ejemplo utilizar protección solar y considerar la aplicación de tratamientos estéticos como el dermapen, el cual se encarga de estimular la producción natural de colágeno y elastina.

 

Lo que debes tomar en cuenta para unas manos saludables:
 

Higiene. Lavar las manos con agua tibia y un jabón suave, más allá de mejorar la estética de las mismas, también te ayudará a protegerte frente a virus y bacterias.

Hidratación, nutrición y reparación. Es necesario aplicar crema desde la punta de los dedos hasta el antebrazo y masajear suavemente para activar la circulación sanguínea, además lo ideal es utilizar cremas hidratantes que a su vez protejan la piel de los rayos UV.

Alimentación equilibrada. Es fundamental tanto para el cuidado de las manos como para el resto del cuerpo, además beber abundante agua también te beneficiará.

 

Las problemáticas cutáneas más comunes en las manos son:

 

Hiperpigmentación
 

Las manchas marrones en las manos forman parte del proceso normal del envejecimiento y aparecen en el dorso de la mano. Sin embargo, la exposición excesiva al sol y a la nicotina del tabaco acelera la aparición de las mismas. Por lo que no es de extrañar que las primeras manchas cutáneas se reflejen en las manos.

Esto es debido a que con el pasar de los años, la melanina va perdiendo su vigor, de tal forma que al recibir los rayos solares, sencillamente llega a un punto donde no tiene la capacidad de mantener uniforme el color de la piel. Por lo que comienzan a notarse las apariciones de estas manchas. Ahora si a esto se le suma la sobreexposición solar, el humo de tabaco, el uso de detergentes, cambios intensos de temperaturas, entre otros factores. Es usual que la piel de las menos se deterioren mucho más rápido.
 

 

Arrugas y flacidez

Las manos constantemente están expuestas, por lo que reciben mayor cantidad de luz solar, ¿Sabías que el 70% de los signos de envejecimiento son causados por el sol? Y la flacidez junto con las arrugas y las manchas son signos notables del proceso de envejecimiento. Por lo tanto un buen cuidado de la piel evita un envejecimiento prematuro.
 

Algunas recomendaciones para evitar la flacidez en las manos son:

Consumir vitaminas C y E. Las cuales son excelentes agentes antioxidantes.

Utilizar guantes al momento de utilizar cualquier producto de limpieza.

Utilizar crema hidratante. Ideal para la protección solar.