El método de la reflexoterapia es recomendable en pacientes que presentan enfermedades, trastornos o dolencias que mencionaremos a continuación:
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Enfermedades agudas como amigdalitis, cistitis, otitis, artritis, entre otras siempre y cuando sean de condición aguda.
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Enfermedades crónicas como la gastritis, bronquitis, colecistopatías crónicas, ciática, diabetes mellitus tipo 2.
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Enfermedades tumorales benignas y malignas como tumores cancerosos que requieren del alivio del dolor para el aumento del bienestar.
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Luego de una intensa jornada de ejercicios (músculos, corazón) o luego de estar por mucho tiempo en una postura forzada (columna, otros).
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En estados de flacidez, espasmo, hipertrofia o atrofia.
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Antes cuerpos extraños como marcapasos, cálculos o piedras en la vesícula biliar o en el riñón, prótesis o dispositivos ultra uterinos.
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En traumatismos fracturas y heridas.
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En órganos amputados como amígdalas y apéndices.
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Problemas en la piel, reduciendo la irritación de la piel en eccemas, erupciones o alergias.
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Al tener problemas menstruales es efectivo para reducir los síntomas en las mujeres con síndromes premenstrual. Por lo tanto este efecto puede durar hasta dos meses después del tratamiento.
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Enfermedades relacionadas con el estrés: asma, ansiedad, migrañas, eliminación de congestión y dificultad para conciliar el sueño.
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Potenciación del sistema inmunitario.
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Coadyuvante para la curación de heridas.
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Las dificultades respiratorias y dolor en el pecho.
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En la esclerosis múltiple que mejora la capacidad motora y el estado mental.
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Dolores en el tórax.
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Y en pediatría para los cólicos y reflujo gástrico.
La reflexología se basa en el masaje de los pies para curar algunas dolencias.
A los profesionales se les recomienda realizar sesiones de 30 minutos aproximadamente, dos a tres veces por semana con un periodo de reposo de 20 minutos culminada cada sesión. Revisando el progreso del paciente en cada visita.
Por lo tanto, al iniciar cada sesión se comenzará con un calentamiento previo de los pies para una adaptación al clima de la sala.
Existen varias técnicas en la reflexología podal.
Se trabajará con tres manipulaciones básicas:
Realizándose con los pulgares, que son los dedos que ejercen más presión.
Primero se hace el apoyo de la yema sobre la superficie del pie. Luego, se hace flexión del dedo, a la vez que se presiona la punta y se comprime el rodete carnoso que hay por delante y por debajo de la uña. Finalmente, se relaja los dedos y se colocan como en el inicio.
Se refiere a un masaje de los puntos detectados. Es importante adaptar la presión con el pulgar siempre y cuando sea soportable a la sensibilidad del paciente.
Se realiza movimientos circulares o en espiral con la punta del pulgar. Luego movimientos vibratorios en tenaza, correspondiente a la afectación de un determinado órgano y el roce lento, profundo con la punta del dedo comprimida contra la uña.
Cuando hay un fuerte dolor se puede aliviar presionando con energía la zona refleja correspondiente en los pies. Con unos segundos de intensa presión se logra disminuir el dolor.
Ahora bien, hay que tomar en cuenta que la reflexología podal no cura las enfermedades crónicas que son degenerativas. Sin embargo, alivia algunos síntomas, es decir, se recomienda como una técnica que se utilice como un complemento al tratamiento de las enfermedades.
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