Indicaciones y contraindicaciones "Bichectomia"

La bichectomía, también conocida como extracción de las bolsas de Bichat, es un procedimiento quirúrgico cuyo objetivo es estilizar el rostro mediante la reducción del volumen en la región media de la cara. Si bien ha ganado notoriedad en la última década como una herramienta estética de alto impacto, no todos los pacientes son candidatos ideales para este procedimiento. Saber cuándo está indicado y cuándo está contraindicado es esencial no solo para los cirujanos que lo realizan, sino también para los profesionales en estética integral que acompañan el proceso pre y postoperatorio.

Esta clase tiene como propósito principal brindar a los estudiantes de CIFES Online una visión completa y científica sobre los criterios de selección, el razonamiento anatómico-funcional detrás de cada decisión y el papel del esteticista en la orientación y seguimiento del paciente.

La importancia de una correcta evaluación previa

La decisión de realizar una bichectomía no debe ser impulsiva ni basada únicamente en aspiraciones estéticas superficiales. Se requiere de una evaluación facial integral, valoración de simetría, proporciones faciales, edad, grosor del tejido, salud general y expectativas del paciente. Esta evaluación está a cargo del equipo médico, pero el profesional estético tiene un rol clave en identificar alertas, acompañar el proceso informativo y fortalecer la adherencia a los cuidados recomendados.

La literatura científica destaca la necesidad de realizar un estudio de viabilidad quirúrgica. De hecho, según la Revista Brasileira de Cirurgia Plástica (Salles et al., 2019), hasta un treinta y cinco por ciento de los pacientes que solicitan la intervención no cumplen con los criterios ideales, ya sea por anatomía desfavorable, patologías preexistentes o falsas expectativas.

Indicaciones estéticas y funcionales

A continuación, se presentan las principales indicaciones clínicas y estéticas de la bichectomía, respaldadas por fundamentos anatómicos y biomecánicos.

1. Rostro redondo o mesofacial con exceso de volumen en las mejillas
Es el caso más común. Pacientes con estructura ósea poco marcada y bolsas de Bichat prominentes que provocan una apariencia facial ancha o infantil. Aquí, la resección parcial puede ayudar a crear un contorno más triangular y simétrico.

2. Falta de definición mandibular
Cuando existe una transición poco definida entre mejillas y línea mandibular, la extracción controlada de las bolsas puede acentuar el ángulo mandibular y proporcionar un efecto visual de mayor esbeltez.

3. Mejillas prominentes en reposo
Algunos pacientes presentan una acumulación de grasa bucal que sobresale incluso en posición neutra, sin expresión facial ni sonrisa. En estos casos, la bichectomía puede corregir el volumen persistente.

4. Aplicación reconstructiva
En casos de reconstrucción de cavidad oral o defectos por trauma, las bolsas de Bichat pueden utilizarse como colgajo graso para cierre de fístulas oronasales o reparación de perforaciones del paladar, como lo demuestran investigaciones publicadas en el Journal of Maxillofacial Surgery (Colella et al., 2007).

5. Pacientes jóvenes con expectativas estéticas realistas
La edad recomendada se encuentra entre los dieciocho y los treinta y cinco años, cuando las bolsas aún tienen volumen y el rostro mantiene una proporción armónica que no se verá comprometida por el envejecimiento precoz tras la extracción.

Contraindicaciones absolutas y relativas

No todos los pacientes son candidatos para este procedimiento. Existen contraindicaciones tanto médicas como estéticas, que deben ser reconocidas y respetadas.

Contraindicaciones absolutas

1. Rostros delgados o ectomorfos

En pacientes con rostro delgado, la remoción de las bolsas de Bichat puede provocar hundimiento prematuro, envejecimiento facial acelerado y pérdida de soporte tisular, especialmente en edades avanzadas.

2. Trastornos hemorrágicos o de coagulación

El procedimiento, aunque mínimamente invasivo, implica incisiones y exposición vascular. Pacientes con hemofilia, púrpura trombocitopénica, o en tratamientos anticoagulantes no controlados, están en alto riesgo de complicaciones hemorrágicas.

3. Infecciones activas en cavidad oral

Infecciones periodontales, abscesos o lesiones bucales no tratadas elevan el riesgo de diseminación bacteriana al espacio quirúrgico, comprometiendo la cicatrización.

4. Cirugías previas complejas o reconstrucciones faciales

Pacientes con historial de cirugías ortognáticas, implantes o fracturas previas pueden presentar distorsiones anatómicas que dificultan el acceso y aumentan el riesgo quirúrgico.

5. Trastornos de la imagen corporal (dismorfia)

El deseo desproporcionado de modificar el rostro sin necesidad real puede estar vinculado a un trastorno de salud mental. En estos casos, la cirugía no resolverá el malestar del paciente y puede empeorar su salud emocional.

Contraindicaciones relativas

Estas condiciones no impiden la cirugía, pero requieren una evaluación más exhaustiva y consentimiento informado más riguroso.

1. Edad mayor a cuarenta años

La grasa facial disminuye con la edad. En estos casos, retirar volumen adicional puede envejecer el rostro, acentuar líneas nasogenianas y crear un aspecto fatigado. La indicación debe ser individualizada.

2. Sobrepeso u obesidad

Pacientes con exceso de grasa general pueden no percibir cambios notables tras la cirugía, ya que las bolsas de Bichat no representan un volumen considerable en comparación con la grasa subcutánea circundante.

3. Asimetría facial estructural

En pacientes con desviaciones óseas, discrepancias musculares o asimetría craneofacial, la extracción puede acentuar la desproporción si no se realiza con técnica compensatoria.

4. Expectativas irreales

Pacientes que esperan una transformación drástica del rostro o desean parecerse a un modelo específico suelen tener mayor insatisfacción postoperatoria. La educación y el acompañamiento emocional son fundamentales en estos casos.

Papel del esteticista en el análisis de indicaciones y contraindicaciones

Aunque no corresponde al profesional en estética integral, diagnosticar ni operar, su rol es clave en el acompañamiento y orientación del paciente. En este sentido, debe:

• Conocer las bases anatómicas y funcionales de la intervención.
• Saber identificar signos de alerta pre y postoperatorios.
• Orientar al paciente hacia una visión estética, saludable y realista.
• Actuar con ética cuando el paciente no cumple con criterios, derivando al profesional médico correspondiente.

Casos de advertencia frecuente

Algunos escenarios, aunque no son contraindicaciones formales, deben tratarse con cautela:

• Pacientes con rostros triangulares que insisten en más definición.
• Influencia excesiva de redes sociales y filtros digitales en la decisión de operarse.
• Personas jóvenes con presión externa por cambiar su imagen.

En estos casos, la labor del esteticista consiste en promover la autoaceptación, brindar información objetiva y reforzar que la estética debe equilibrarse con salud y armonía facial.

Criterios científicos para la toma de decisiones

La cirugía debe siempre partir de una valoración objetiva. Actualmente, los profesionales médicos utilizan herramientas como:
Fotogrametría facial para evaluar simetrías.

• Escáneres 3D y software de planificación quirúrgica.
• Clasificación del tipo facial (mesofacial, braquifacial, dolicofacial).
• Evaluación del grosor de los tejidos blandos.

El profesional estético, por su parte, puede complementar este análisis mediante observación clínica, registros fotográficos, seguimiento del estado cutáneo y entrevistas motivacionales para indagar en las expectativas reales del paciente.

Reflexión final

El conocimiento de las indicaciones y contraindicaciones de la bichectomía no solo es un aspecto técnico, sino un acto de responsabilidad ética y profesional. En un mundo donde la imagen tiene gran impacto, es vital distinguir entre la necesidad estética real y la presión externa.

Como estudiante de CIFES Online, formarte en estos principios te permite acompañar a tus pacientes desde una mirada integral, basada en el conocimiento, la empatía y el compromiso con el bienestar de cada persona.

Fuente Bibliográfica