Son varios los factores que intervienen en el proceso de envejecimiento cutáneo. La piel normal presenta un color rosado, mientras que la envejecida se muestra arrugada, con surcos, opaca o brillante, escamosa, con un tinte amarillento, flácida. También es común notar manchas de hiperpigmentación, verrugas seborreicas y queratosis.
En ciertas personas se presenta un envejecimiento prematuro, algunas veces ocasionado por factores hereditarios, pero en la mayoría de los casos debido a los rigores del medio ambiente y a una desatención en el cuidado de la piel.
Por ejemplo, la exposición al sol, sin ningún tipo de protección, acelera el deterioro y envejecimiento en la piel porque la radiación solar daña los mecanismos que la mantienen joven y lozana, como la producción de colágeno y elastina.
La aparición prematura de lesiones en la piel comienzan desde temprana edad, normalmente cuando no se toman precauciones frente a la exposición solar. La piel va perdiendo su suavidad, elasticidad y turgencia. Se vuelve áspera, seca, cambia a tonos amarillentos, café o rojizos y aparecen las arrugas, manchas, pecas y venitas.
Para prevenir el envejecimiento prematuro es ideal el uso diario de protector solar. Esto previene la aparición de líneas de expresión, deshidratación y manchas en la piel.
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